jueves, 23 de agosto de 2007

Las células del Cuerpo : Un modelo de Vida Espiritual Perfecta

Propósito superior: Cada célula del cuerpo, acuerda trabajar por el
bien del todo; el bienestar individual es secundario. Si es preciso,
morirá para proteger al cuerpo (lo que ocurre con frecuencia). El
egoísmo resulta inconcebible, incluso cuando la supervivencia de las
células está en juego.

Comunión: Cada célula permanece en contacto con todas las demás. Hay
células mensajeras, que corren en todas direcciones para notificar a
los puestos avanzados más lejanos cualquier intención o deseo, por
pequeño que sea. Retirarse o negarse a comunicar, resulta
inconcebible.

Conciencia: Las células se adaptan a cada momento. Son flexibles
para responder a cada situación. Mantener hábitos rígidos resulta
inconcebible.

Aceptación: Las células reconocen que cada una es igualmente
importante. Todas las funciones del cuerpo son interdependientes.
Realizarlas de manera aislada, resulta inconcebible.

Creatividad: Aunque cada célula cumple funciones específicas (las
células hepáticas, por ejemplo, realizan 50 tareas distintas), éstas
se combinan de manera creativa. Una persona puede digerir alimentos
que nunca había comido, concebir pensamientos nuevos o bailar de un
modo nunca visto. Aferrarse a conductas anquilosadas, resulta
inconcebible.

Estar: Las células obedecen al ciclo universal de reposo y
actividad. Aunque este ciclo se manifiesta de distintas formas
(niveles hormonales fluctuantes, presión sanguínea, ritmos
digestivos), su expresión más obvia es el sueño. Sigue siendo un
misterio por qué necesitamos dormir, pero si no lo hacemos sufrimos
disfunciones graves. El futuro del cuerpo se incuba en el silencio
de la inactividad. La actividad obsesiva o la agresividad, resultan
inconcebibles.

Eficiencia: Las células operan con la menor cantidad posible de
energía. En general, sólo almacenan tres segundos de alimento y
oxígeno dentro de la pared celular. Confían totalmente en que se les
proveerá. El consumo excesivo de alimento, aire o agua resulta
inconcebible.

Conexión: Debido a su herencia genética común, las células saben
que, en esencia, son iguales. El hecho de que las células hepáticas
sean diferentes de las cardíacas, y las musculares de las
cerebrales, no contradice su identidad colectiva, que es
inalterable.

Dar: La actividad principal de las células es dar, lo que mantiene
la integridad del resto. El compromiso total con la concesión
produce automáticamente la recepción, la otra mitad de un ciclo
natural. El acopio resulta inconcebible.

Inmortalidad: Las células se reproducen para transmitir a su
descendencia, sin restricciones, su conocimiento, experiencia y
talentos! . Es una clase de inmortalidad práctica: someterse a la
muerte en el plano físico, pero vencerla en el no físico. La brecha
generacional resulta inconcebible.

Es lo que mis células han convenido. ¿No es un pacto plenamente
espiritual? La primera cualidad -seguir un propósito superior-
corresponde a los atributos espirituales de renunciación o
desprendimiento; dar es devolver a Dios lo que es de Dios; la
inmortalidad coincide con la creencia en la vida después de la
muerte.

Sin embargo, al cuerpo no le conciernen los apelativos adoptados por
la mente. Para él, estas cualidades son simplemente la manera en que
funciona la vida, el resultado de la expresión biológica de la
inteligencia cósmica a lo largo de billones de años.

El misterio de la vida manifestó su potencial pleno con gran
paciencia y cuidado: aún hoy, el acuerdo que mantiene unido mi
cuerpo parece un secreto; porque, a juzgar por las apariencias, no
existe. Más de 250 clases de células realizan sus actividades
diarias (las 50 funciones que cumplen las células hepáticas son
exclusivas de ellas y no se superponen a las de las células
musculares, renales, cardíacas o cerebrales) y sería catastrófico
que tan sólo una de ellas se malograra.
El misterio de la vida ha encontrado el modo de expresarse
perfectamente por mi conducto.

Relee la lista de cualidades y presta atención a lo señalado
como "inconcebible": egoísmo, incomunicación, aislamiento, consumo
excesivo, actividad obsesiva y agresividad. Si nuestras células no
se comportan de este modo, ¿por qué lo hacemos nosotros? ¿Por qué si
la avaricia provoca la destrucción de las células (la avaricia es el
principal pecado de las células cancerígenas), la consideramos buena
para nosotros?

¿Por qué nuestro consumo desemboca en una epidemia de obesidad
mientras nuestras células reducen el suyo al mínimo? La conducta que
aniquilaría a nuestros cuerpos en un día es la que los seres humanos
hemos adoptado. Hemos traicionado la sabiduría de nuestro cuerpo y,
peor aún, ignorado el modelo de una vida espiritual perfecta.

Autor: Deepak Chopra -
Tomado Del Libro de los Secretos
enviado por Francesc G. S.